Haciendo un paréntesis en las fotos de modelitos, quería
hacer una entrada dedicada a una película que vi el otro día.
Hablo de la más que
sonada, publicitada, señalada y divulgada 50 sombras de Grey.
Sí, esa película que nace de una novela (un tocho de libro
que encima es trilogía) que fue éxito de ventas y terror de las féminas a
partes iguales.
Y es que recuerdo que
50 Sombras de Grey formaba parte del attrezzo de las mujeres en el día a día en el vagón del
tren. Qué curioso ver como cuidadosamente protegían su secreto con una funda en
papel de revista (recetas del Hola, flores o la boda del famoso de turno entre
las top fundas) y que devoraban esbozando una sonrisita mientras
disimuladamente levantaban la mirada hacia su alrededor, por si alguien pudiera
descubrir cuán pecadoras eran por sonrojarse ante un contenido que
probablemente no se materializaba en su vida real.
En vista del éxito, una mente pensante decidió convertir las
fantasías que se habían creado en torno a la historia en una producción
cinematográfica que daría vida a los
protagonistas en el cuerpo de Dakota Johnson y Jamie Dornan.
Como no y como broche a una estrategia comercial impecable,
el día del estreno coincidía ¡¡Con el mismísimo día de los enamorados!!
Supongo que muchos de vosotros habréis ido a verla como el
planazo del mes con vuestra pareja, para ir calentando motores y eso. Pero por
lo que parece, no calentó tanto como se esperaba (por lo que imaginé que siendo
fieles a la falsa moral americana, se habrían quedado en el tintero muchas
escenas explícitas que hicieran honor a los grandilocuentes momentos sexuales
que se cocinaban en el libro).
Tras tantísima crítica y desencanto, la curiosidad llamó a
mi puerta. Me enfundé en una gabardina y unas gafas de sol en plena noche
madrileña y tiré por la borda mi disciplinado y exigente criterio en cine y en
la vida en general, y con un sorbo de
whisky, dirigí mis pasos hacia el cine mugriento de la esquina y compré un
ticket para la sesión golfa.
Pues bien, tras haber sido una víctima más de Grey, he de
decir que la película no está tan mal. Y con esto no me refiero a que la
película despierte la libido, ni que se inicie al espectador en la práctica del
sadomasoquismo, ni que sean dos horas de pseudopornografía. En mi opinión hay
algo más que trasciende a todo este gancho sexual protagonista de la venta de
entradas.
Grey, o Jamie, es un tipo misterioso, con un pasado
complicado que ha hecho forjar en su interior esa coraza que viste mucha gente
que por circunstancias de la vida ha visto truncada su inocencia. Cuando
ocurren cosas traumáticas durante la infancia, inconscientemente nos protegemos
ante lo que nos arañó por sorpresa y esto, desgraciadamente y en muchas
ocasiones se proyecta indirectamente en otras muchas superficies. En su mirada,
podía sentir el dolor de una herida que nunca se llegó a cerrar y que sólo encontraba
alivio con el bálsamo reparador, en este caso, de sentir el dominio sobre otra
persona.
De pronto en su camino encuentra a una persona que mira más
allá de su perfil de ejecutivo triunfador que ha alcanzado la cúspide del éxito
a los 27 años, una chica tímida que contrasta con la superficialidad de las
chicas Barbie que trabajan en su oficina, y que descubre detrás de ese encanto
aparente, un alma que se ha congelado y que sólo anhela un poco de cariño
desinteresado para empezar a fluir.
A pesar de cruzarse con alguien tan diferente, y de saltarse
muchas de las barreras que marcaban sus relaciones anteriores, es incapaz de
abrir completamente el cierre hermético que sella su ser en origen. Así que Anastasia, o
Dakota Johnson, tiene que convivir con la impotencia de no poder llegar más
allá, de sentirse frustrada ante el continuo vaivén de emociones, de ser
correspondida pero al momento sentirse anulada, y de saber que nunca será suficiente.
Todo este engranaje psicológico es lo que me ha gustado de
la película, porque en distintos niveles y de muchas formas, muchos podemos
haber vivido en nuestra piel las vicisitudes intrínsecas de los protagonistas.
Para los que lo habéis visto, ¿Qué opináis? ¿Qué despertó en
vosotros? ¿Os habéis sentido alguna vez en la piel de los personajes aunque sea
en un contexto distinto?